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Trump fracasará si intenta expoliar el Canal de Panamá

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cometería un error garrafal si intenta apoderarse del Canal de Panamá, y fracasaría por las siguientes razones:

  1. La soberanía panameña sobre el Canal es indiscutible; es una conquista histórica, fruto de muchos años de luchas populares. Existe unanimidad nacional en este tema, y cualquier intervención militar extranjera desataría una reacción popular de resistencia, convirtiendo a todo Panamá en un territorio hostil para cualquier fuerza militar extranjera. Esto paralizaría, quién sabe por cuánto tiempo, la operatividad del canal interoceánico. El pueblo panameño es profundamente nacionalista, tiene un valor indoblegable, una gran conciencia histórica, un acendrado sentido de identidad nacional y un inquebrantable apego y orgullo por su independencia y soberanía. Esto lo sabe bien el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos (que apoyó, por tales razones, los Tratados Torrijos-Carter), que desea mayor seguridad estratégica para el Canal de Panamá, pero nunca una intervención armada ni una invasión militar, lo que sería más inmoral que la Guerra de Vietnam, más injustificada, totalmente violatorio del Derecho Internacional, y le traería a Estados Unidos el repudio masivo del pueblo panameño, de toda Hispanoamérica y del mundo civilizado. Además, desataría una guerra de resistencia popular que podría prolongarse indefinidamente. Y Trump no quiere, ni el pueblo de Estados Unidos, que sus jóvenes luchen y mueran en el extranjero por causas infames, impulsadas por las ambiciones de los guerreristas y vendedores de armas. Una intervención armada de Estados Unidos para apoderarse del Canal de Panamá sería una catástrofe, solo posible si el Presidente Trump se hunde en el pantano de la infamia, si se lo traga el tremedal de la arbitrariedad y la sinrazón, y “Canaima” (el espíritu maligno, destructor y desatado de las fuerzas primitivas de la naturaleza en la mitología del pueblo pemón, que vive con su sabiduría ancestral en las selvas del Orinoco y el Amazonas) se adueña de su voluntad, sumiéndolo en una vorágine de irracionalidad, salvajismo y barbarie.

  2. El Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos expresó al presidente Trump sus preocupaciones y temores por la seguridad estratégica del Canal de Panamá, ante la presencia de empresas chinas operando en puertos panameños cercanos a los dos extremos del Canal, en los océanos Atlántico y Pacífico, y en la proyectada construcción de un nuevo puente sobre el Canal. La República de Panamá, mediante sus órganos públicos competentes, está examinando toda la compleja situación, no le dará ninguna excusa a Trump y adoptará las medidas que considere pertinentes. Los gobernantes, los políticos y todo el pueblo panameño, unidos monolíticamente para defender su Canal, la integridad territorial y la soberanía de Panamá, entienden la importancia del Canal Interoceánico para el comercio internacional y para la operatividad de las fuerzas navales y militares de Estados Unidos, país aliado y amigo, que, en virtud de los Tratados del Canal, tiene la corresponsabilidad con Panamá de proteger la seguridad del Canal de Panamá, un potencial objetivo de cualquier enemigo de Estados Unidos en todo momento, y aún más en caso de guerra internacional. Panamá es un país pacífico, democrático, respetuoso del Derecho Internacional y volcado a su desarrollo económico y social. No tiene enemigos, salvo cualquier ilegítima ambición imperialista de un gobernante desmesurado de un estado extranjero. Por tanto, solo los potenciales enemigos de Estados Unidos pueden poner en peligro la operatividad del Canal de Panamá, no solo Estados extranjeros, sino también grupos armados extremistas políticos (guerrilleros), fundamentalistas religiosos y criminales de la delincuencia organizada, especialmente los carteles del narcotráfico internacional, que podrían intentar o perpetrar actos de sabotaje y terrorismo, más aún en estos tiempos de avanzadas tecnologías.

La actual situación incómoda y problemática creada por la errada visión del presidente Trump sobre el Canal de Panamá, amplificada por “la diplomacia de los micrófonos” y las redes sociales, tan del gusto del mediático gobernante de Estados Unidos, refleja una carencia de mecanismos de participación y consultas para garantizar una comunicación fluida entre los gobiernos de Panamá y Estados Unidos en relación a la seguridad estratégica del Canal. Existe una falla en los mecanismos de comunicación bilateral, originada en la cultura del secretismo militar de Estados Unidos, que se agrava en relación a Panamá, un país sin fuerzas militares, libre de la maldición de los golpes de Estado y las tiranías, lo que le permite destinar grandes cantidades de recursos públicos a objetivos más virtuosos, como la educación pública, la salud pública y el desarrollo económico y social. Quizás la visión predominantemente técnica y económica de Panamá en la gestión de su Canal debería ampliarse para considerar en todos sus aspectos la seguridad táctica y estratégica, en beneficio de la seguridad integral del Canal de Panamá, áreas en las que Panamá y Estados Unidos pueden trabajar como aliados. Lo demás, las destempladas y escandalosas declaraciones del presidente Trump, parecen orientadas a lograr concesiones en tarifas preferenciales para los barcos propiedad del gobierno de Estados Unidos (incluso la exoneración del pago, como se acordó en tiempos pasados para los barcos de guerra de Colombia) y establecer mecanismos de cooperación entre Panamá y Estados Unidos para evitar que cualquier eventual o potencial enemigo o rival de Estados Unidos esté en capacidad de afectar la operatividad y seguridad del Canal.

El autor es abogado.


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