Estamos a pocos días de culminar la primera mitad de un año atípico, caracterizado por el aumento de los riesgos geopolíticos, la incertidumbre respecto a las políticas económicas de la administración Trump, la expectativa de una desaceleración del crecimiento mundial, y la atención puesta en las decisiones de la FED sobre las tasas de interés.
Estos elementos han generado altos niveles de volatilidad en los mercados, dejando a los inversionistas con la interrogante de qué esperar para el resto del año.
El reciente intercambio de bombardeos entre Israel e Irán sugiere que, por el momento, el panorama geopolítico continuará siendo incierto. Mientras tanto, la administración Trump persiste en su estrategia de replantear el modelo económico de Estados Unidos, promoviendo una menor dependencia de importaciones desde China y fomentando mayores inversiones internas. Esto está reconfigurando las cadenas de suministro de muchas empresas y redirigiendo su enfoque de mercado. A ello se suma una política fiscal expansiva, basada en la reducción de impuestos para estimular el consumo, financiada a través de nuevos aranceles.
En el ámbito económico, la incertidumbre sigue presente. La inflación aún no está bajo control, y tanto el consumo como la inversión dependen, en gran medida, de los niveles que alcancen las tasas de interés. En este sentido, el mercado anticipa que, en la próxima reunión del Comité Federal de Mercado Abierto de la FED, prevista para el miércoles, la tasa de fondos federales se mantendrá sin cambios. Asimismo, se esperan solo dos recortes de 50 puntos básicos en lo que resta del año, por debajo de las proyecciones anteriores para 2025.
Por otro lado, el mercado laboral sigue mostrando fortaleza. En mayo se crearon 139,000 empleos netos, superando las estimaciones de los analistas. Esto respalda el escenario base de un crecimiento económico moderado en Estados Unidos, sin entrar en recesión. En cuanto al crecimiento global, el FMI proyecta un avance del 2.8% para 2025, una revisión a la baja frente al 3.3% estimado en octubre pasado.
Ante este contexto, muchas empresas han disminuido sus proyecciones de utilidades para lo que resta del año, aunque anticipan una recuperación en 2026. En el mercado de renta variable, predomina una visión más optimista, al considerar que los efectos de los aranceles ya están mayormente incorporados en los precios de las acciones. Destacan sectores con potencial de crecimiento, como tecnologías de la información —impulsadas por la inversión en inteligencia artificial—, atención sanitaria y servicios de comunicación.
En contraste, en el mercado de renta fija persisten los temores sobre la sostenibilidad de la deuda estadounidense. Aunque no se esperan grandes cambios en lo que resta del año, es importante señalar que el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años ha superado el umbral del 5.0%.
En definitiva, aunque existen señales moderadas de optimismo, la persistencia de las tensiones geopolíticas y las incertidumbres del mercado exigen que los inversionistas adopten un enfoque perspicaz, flexible y bien informado para enfrentar el segundo semestre de 2025.
El autor es financista.