La Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero, institución que resguarda el patrimonio bibliográfico y documental de Panamá, atraviesa una crisis sin precedentes. Esta semana anunció que dejará de ofrecer servicios los días sábados, una decisión que el presidente de la Fundación Biblioteca Nacional, Fernando Gómez Arbeláez, describe como “dolorosa pero inevitable”: la biblioteca no ha recibido ni un centavo de los fondos estatales correspondientes al año 2025.
“No hemos recibido todavía los recursos del Estado correspondientes al año 2025”, explicó Gómez Arbeláez en entrevista con La Prensa. “Nuestra situación no es por un recorte ni por contención del gasto. Es que no han llegado los fondos”, sustentó.
La Fundación Biblioteca Nacional, que desde 1996 administra la institución, enfrenta una parálisis financiera que amenaza con extenderse más allá del horario sabatino. Según su presidente, la operación básica de la biblioteca requiere $1.8 millones anuales, pero solo han recibido $100 mil en enero, fondos que en realidad correspondían al presupuesto de 2024. “Todo lo demás, dijo, lo hemos sostenido con recursos propios, ahorros que estaban destinados a inversión y digitalización, no a funcionamiento”.
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Un limbo administrativo de 10 meses
El origen del problema es burocrático: específicamente por el retraso en el refrendo por parte de la Contraloría General de la República, entidad a cargo de Anel Flores, de una adenda al convenio que debía renovar el marco legal y financiero bajo el cual la fundación gestiona tanto la Biblioteca Nacional como la Red de Bibliotecas Públicas del país.
Ese convenio, firmado originalmente con el Ministerio de Educación (Meduca), expiró en diciembre de 2024. Con la Ley General de Cultura de 2020, la responsabilidad de las bibliotecas pasó al Ministerio de Cultura (MiCultura). Pero la transición, según Gómez Arbeláez, nunca se completó plenamente.
“El artículo 234 de la Ley General de Cultura trasladó la biblioteca del Meduca al Ministerio de Cultura, pero no dejó claros los procedimientos administrativos y financieros”, señaló. “Entendemos que el documento con la nueva adenda demoró meses en gestionarse y que el refrendo aún está pendiente en la Contraloría”, añadió.
Cuando MiCultura concluyó el proceso, el tema pasó entonces a la Contraloría General de la República para el refrendo.
El presidente de la fundación indicó que el trámite lleva al menos tres meses en espera del refrendo en la Contraloría. “MiCultura nos informó dónde están las dudas del procedimiento. No se acaba de comprender este cambio entre Meduca y MiCultura. Pero ya estamos casi por cerrar el año y no podemos seguir cargando las obligaciones asumidas en estos 10 meses”, advirtió.
Recursos agotados y riesgo laboral
El funcionamiento diario, personal, mantenimiento, electricidad, limpieza, seguridad, servicios culturales se ha sostenido con los ahorros de la fundación. Pero ese dinero “es finito”, afirma Gómez Arbeláez. “Nuestros ahorros no llegan a más. Si no hay con qué, tenemos que reducir los servicios”, afirmó.
La medida de cerrar los sábados, aunque temporal, impacta especialmente en el público infantil. “Cientos de niños se verán afectados, porque de lunes a viernes están en la escuela y el sábado era su día para venir a la biblioteca”, lamentó.
El escenario más delicado podría llegar a inicios de 2026. La fundación cuenta con 46 empleados contratados, cuyas cesantías deben garantizarse si la institución se queda sin liquidez. “Tenemos un fondo de cesantía al día, porque debemos estar preparados. Nuestros fondos propios no alcanzan más allá de comienzos de 2026”, explicó.
Casi tres décadas de gestión privada sin lucro
Desde su creación en 1996, la Fundación Biblioteca Nacional ha administrado la institución ad honorem, con apoyo de personal de la sociedad civil del país. “Nadie recibe dietas ni honorarios”, enfatizó Gómez Arbeláez. “Todo se hace por interés público, para que esta entidad sea gestionada de la mejor manera posible”, manifestó.
Aun así, cada año ha sido una lucha por la supervivencia. “A todas las juntas directivas les ha tocado mendigar recursos”, reconoció. “Históricamente nos dejan olvidados. Somos la cenicienta del sistema cultural: siempre pidiendo lo que por ley corresponde al patrimonio de la Nación”, dijo.
¿Y el futuro de la fundación?
Pese a la incertidumbre, la fundación continuará al menos hasta 2026. “El nuevo convenio es por dos años, 2025 y 2026, pero en la práctica se reduce a uno solo, porque el refrendo no ha llegado”, explicó el presidente.
Gómez Arbeláez, recordó que el presidente de la República José Raúl Mulino anunció en su conferencia de prensa de ayer jueves, un aporte de $1.5 millones para inversión en digitalización, cifra superior al medio millón inicialmente previsto para ese propósito. “Ese anuncio nos da esperanza, porque la digitalización de nuestros documentos es una tarea primordial”, añadió.
Sobre la posibilidad de que la biblioteca pase al control directo del Ministerio de Cultura, prefirió no emitir juicio. “No quisiera calificar esa situación. Solo puedo enfatizar que la gestión de la fundación ha sido exitosa, aun teniendo que mendigar recursos año tras año”.
De concretarse ese traspaso, el ministerio asumiría la administración, conforme al artículo 134 de la Ley General de Cultura. “Somos custodios de bienes patrimoniales del Estado. Si el Estado considera otra solución, no tenemos inconveniente. Pero esperamos que se reconozca el trabajo de casi tres décadas”, argumentó.
‘No es un abandono físico, es un abandono de interés’
En la conferencia de prensa de ayer jueves, Mulino habló de una “biblioteca abandonada”, Gómez Arbeláez aclaró: “El edificio y la estructura están en muy buen estado, gracias a los ahorros y sin aportes estatales. El abandono es de apoyo, de interés, tanto del sector público como del privado. Nadie se acuerda de que esto no es gratis”.
El presidente de la fundación insistió en que el patrimonio documental del país debería ser una causa nacional: “Estos son bienes de la sociedad panameña en su conjunto. No solo del Estado. Todos deberíamos interesarnos y aportar”, manifestó.
Mientras tanto, los estantes de la Biblioteca Nacional, que guarda manuscritos, periódicos, grabaciones y audiovisuales que narran la historia del país, siguen abiertos de lunes a viernes, resistiendo a fuerza de austeridad.
“Confiamos en que las palabras del señor Presidente y de la señora Ministra de Cultura se traduzcan en hechos, concluyó Gómez Arbeláez.

