El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, informó este jueves 13 de marzo sobre los avances en la gestión migratoria del país, destacando una reducción drástica en el número de migrantes que cruzan la selva del Darién.
Según las cifras oficiales, en marzo de este año se registraron 112 migrantes, en contraste con los 36,841 del mismo período del año pasado. Este descenso, que representa una disminución del 97% al 98%, ha sido atribuido al cierre de varias rutas y trochas por parte del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) y las autoridades migratorias.

Como parte de la estrategia para controlar el flujo migratorio, el mandatario anunció el cierre definitivo de los campamentos de recepción en Bajo Chiquito y Cannán Membrillo, en la comarca Emberá, donde operaban diversas organizaciones del Sistema de Naciones Unidas y Organizaciones No Gubernamentales.
La retirada de estas entidades se está llevando a cabo de manera progresiva, bajo el argumento de que las instalaciones ya no son necesarias debido a la disminución del tránsito de migrantes por la zona.
“Vamos cerrando ese campamento, por llamarlo de alguna manera. Se está cerrando al 100% ya por no necesitarse”, señaló Mulino, enfatizando que el gobierno panameño no permitirá el ingreso de nuevos migrantes en Darién. Con esta medida, se pone fin a una operación de contención que se mantenía desde 2016 y que, según el presidente, representa un beneficio para la seguridad regional y nacional.

Nuevo flujo migratorio
Pese a la reducción del flujo migratorio en el Darién, Mulino advirtió sobre un nuevo fenómeno: la llegada de migrantes desde el norte. En este contexto, detalló que recientemente han ingresado al país 961 personas, de las cuales el 94% son venezolanas. El gobierno panameño ha implementado medidas para garantizar que su paso por el país sea transitorio y ordenado.
Según el mandatario, estos migrantes utilizan sus propios recursos para costear el traslado fuera de Panamá. Para regresar a sus países, los viajeros contratan servicios de lanchas para cruzar al Atlántico y, desde allí, continuar su viaje hacia Colombia. El costo estimado del trayecto es de 200 dólares por persona, en un recorrido que toma aproximadamente un día de navegación.

Mulino también se refirió a la presencia de ciudadanos de nacionalidades distantes, como iraníes y afganos, que han ingresado al país como parte de acuerdos con Estados Unidos. “Por aquí no tienen ninguna razón de estar, pero bueno, fue la cooperación que dimos a Estados Unidos para traerlos en sus aviones”, explicó. Panamá ha evacuado entre el 85% y 90% de los 299 extranjeros que arribaron en enero.
Permisos transitorios
En cuanto a los migrantes que permanecen en el país, el presidente aclaró que su número se ha reducido significativamente y que la política gubernamental busca garantizar que puedan continuar su tránsito sin restricciones innecesarias. Con este propósito, se han implementado permisos temporales especiales que les permiten movilizarse y gestionar su salida por cuenta propia.
“Ninguno se quiere quedar en Panamá”, aseguró Mulino, al tiempo que rechazó las especulaciones en torno a la política migratoria. Según sus declaraciones, estos permisos buscan evitar que los migrantes queden recluidos en instalaciones oficiales y permitirles encontrar alternativas para salir del país.
Este informe migratorio fue presentado por Mulino como parte de sus actualizaciones semanales. Con el cierre del Darién a nuevos migrantes y la facilitación de rutas de salida para quienes llegan, Panamá busca reducir su papel como país de tránsito en la compleja dinámica migratoria del continente.