Kevin Cabrera asumió el cargo de embajador de Estados Unidos en Panamá en abril de 2025, en medio de un torbellino político marcado por el debate sobre una posible afectación a la soberanía nacional, luego de la firma de un Memorándum de Entendimiento en materia de seguridad entre ambos países. La controversia se intensificó a raíz de la insistencia de Donald Trump de retomar el Canal de Panamá.
Hijo de padres cubanos exiliados que llegaron a Miami a finales de la década de 1970, Cabrera creció en un entorno de inmigrantes de clase media baja. Estudió en el sistema público de Miami y se graduó en Florida International University.
“Creo que soy el primer graduado de Florida International University que es embajador”, cuenta desde la biblioteca de su residencia ubicada en el barrio La Cresta. Vestido con una de sus 14 camisas guayaberas para sortear el calor del trópico, se mueve con soltura entre anécdotas y argumentos.
“Mis padres no son políticos, mis padres no son millonarios. (...) Mi madre empezó en una fábrica de zapatos y mi padre echando gasolina en una marina a los barcos”, dice.
Así llegó a la política
Un día cualquiera, un amigo lo llamó con una propuesta inesperada. —¿Quieres ser voluntario en una campaña?— preguntó. La respuesta no tardó: un sí cauteloso, acompañado de un “bueno, vamos a probar”.
Así comenzó la historia que le cambió la vida.
Trabajó cuatro fines de semana consecutivos hasta que le ofrecieron un trabajo con un sueldo que apenas era un tercio de lo que ganaba antes. Su madre le advirtió que esa decisión era una “locura financiera” y que debía concentrarse en sus estudios. Pero él, con determinación férrea, no le hizo caso. Y siguió.
En 2020, asumió la dirección de la campaña de Donald Trump en Florida. Coordinó un equipo de más de 250 empleados distribuidos en 48 oficinas a lo largo del estado. Perdieron. Trump no logró la reelección como presidente de Estados Unidos.
Se postuló para la Comisión del condado de Miami-Dade, una entidad que maneja un presupuesto de 13 mil millones de dólares y emplea a 30 mil personas. Durante su gestión, presidió el comité encargado del aeropuerto internacional de Miami, un cargo que le otorgó una importante visibilidad.
Lea aquí: Kevin Cabrera se estrena como embajador con advertencias sobre China y reproche a críticos del MoU
Fue la primera persona a ese nivel de gobierno en expresar públicamente su apoyo a Trump y cuando el republicano lanzó su candidatura para las elecciones de 2024, se sumó como voluntario. Actuó como vocero. En dos años, llegó a realizar 238 entrevistas.
Trump lo nombró embajador en Panamá, cargo que considera “el honor de su vida”.
‘Me sorprendió la polémica’
Ya en suelo panameño, enfrentó las críticas generadas por el Memorándum de Entendimiento entre ambos países, que autoriza al ejército estadounidense a utilizar instalaciones en Panamá. Pero él piensa que las críticas nacieron de interpretaciones “deliberadamente erradas”.
“Leí el documento en Washington, en Miami, y al llegar lo revisé de nuevo. Pregunté al equipo: ¿aquí se menciona algo sobre bases militares?, ¿algo que atente contra la soberanía? No lo encontré”, sostiene.
Insiste en que el texto es claro: todo debe hacerse con Panamá y con la autorización de Panamá. “Me sorprendió la polémica. Por eso lo dije entonces y lo repito ahora: hubo personas que fueron intelectualmente deshonestas y actuaron como oportunistas políticos”, añade, sin mencionar nombres.
“Nada se hace sin conocimiento ni autorización del gobierno del presidente Mulino”, subraya.
Cuando se le pregunta cuántos soldados estadounidenses hay actualmente en el país, no ofrece una cifra. “No tengo los números exactos frente a mí, pero cualquier cantidad ha sido autorizada por Panamá. Aquí no se impone nada, todo se construye en conjunto”, insiste.

Las instalaciones utilizadas en zonas como el antiguo Fuerte Howard o Sherman, actualmente bajo control panameño, explica, son utilizadas para entrenamientos. La prioridad, dice, es garantizar que ambas partes estén preparadas ante cualquier eventualidad que ponga en riesgo el Canal de Panamá.
“Esa responsabilidad recae únicamente en dos países: Panamá y Estados Unidos. Y no la tomamos a la ligera”, afirma. Cita cifras recurrentes en las noticias económicas: más del 5% del comercio mundial pasa por el Canal y el 70% de los barcos que lo cruzan van o vienen de puertos estadounidenses.
Las visas
Aquí un tema que desata pasiones en Panamá: las visas revocadas. A los pocos días de su llegada, Cabrera dijo en conferencia de prensa una frase que, aunque respaldada por la política oficial de su gobierno, tuvo un efecto inmediato en el debate público: “Una visa es un privilegio, no un derecho”.
Días después, Estados Unidos revocó las visas al expresidente Martín Torrijos y al excandidato presidencial Ricardo Lombana. El gesto encendió las alarmas: ¿marcaba esto un giro en la política tradicional, considerando que históricamente las cancelaciones se reservan para casos de corrupción o crimen organizado?
“Sobre casos específicos no puedo hablar. Es información confidencial”, responde.

Siguiente pregunta: ¿Revocarán más visas? El embajador no menciona nombres pero deja clara la posición de su gobierno.
“Lo que le puedo decir es que cualquier persona que esté haciendo algo que esté en contra de los intereses de los Estados Unidos en temas de seguridad nacional, que participe en algún tipo de corrupción, de narcotráfico, no importa la posición que tengan, podrán ser diputados, podrán ser alcaldes, podrán ser lo que sean (....) no va a ser bienvenida a los Estados Unidos. Nosotros queremos personas que van a venir a hacer cosas constructivas, que vengan de turistas y personas que vienen a construir, no destruir.
Relación con el gobierno de Mulino
Cabrera asegura que su relación con el gobierno del presidente Mulino es “fluida y respetuosa”. Y cuando se le menciona el episodio en el que el mandatario le pidió públicamente abstenerse de hacer declaraciones sobre decisiones internas, como en el caso de las antenas de Huawei, una empresa de China, responde sin tensión: “Fue un asunto de comunicación. Pero todo lo que hacemos, sean antenas, seguridad o cooperación, es con Panamá, no al margen de Panamá”.
En relación con China, su postura es la de siempre. “Sigue siendo una influencia maligna para el Canal”, afirma. Celebra que Panamá se haya distanciado del Memorándum de la Franja y la Ruta y cita ejemplos de lo que considera malas prácticas del régimen chino: “Préstamos predatorios, control de infraestructura, desastres ecológicos. Lo vimos en Nicaragua, en Ecuador, en Perú. Prometen grandes obras y al final dejan ruinas”.
Efecto Trump en los puertos
Agrega que, a raíz de los señalamientos de Trump sobre el Canal de Panamá, en Panamá se realizó una auditoría que reveló que la empresa C.K. Hutchison, que opera los puertos Balboa y Cristóbal, adeuda más de 600 millones de dólares al Estado panameño. “Ese dinero puede ir a escuelas, calles, clínicas. No son promesas. Es una realidad”.
El embajador considera que la cooperación en seguridad ha dado resultados visibles, sobre todo en la frontera con Colombia. Destaca la reciente reducción del flujo de migrantes por la selva del Darién, tras la decisión de cerrar este paso irregular. “No solo eran personas. Venían drogas, armas, miembros de carteles. Todo eso ya no está ocurriendo”, afirma. Reconoce que las rutas cambiarán, pero insiste en que las autoridades están listas para adaptarse.
Panamá, recuerda, ha sido durante cuatro años el principal socio de Estados Unidos en la región en materia de incautación de drogas. Y, en su visión, la razón es simple: “Lo que se puede evitar aquí, en origen, es mucho más fácil de controlar que en la frontera estadounidense”.
Sola
Sobre el caso del comisionado Louis Sola y sus negocios a la orilla del Canal, dice que no conoce el caso, pero advirtió que "cualquier empresa estadounidense debe cumplir las leyes panameñas. Las inversiones que queremos son aquellas que generen empleo, que traigan beneficios para ambos países”.
Antes de despedirse, se le consultó si ve posible un encuentro entre Trump y Mulino. Cabrera sonríe. “Creo que sí. De hecho, tienen fechas de nacimiento muy cercanas. Si se conocieran, creo que se llevarían bien”.
Por lo pronto, planea seguir conociendo Panamá y “conociendo a los panameños“.