“Vamos para 48 horas de cierre y estamos al borde del caos”, advirtió Manuel Sanjur, presidente de la Cámara de Comercio del Archipiélago de Bocas del Toro, al describir la situación que enfrentan las islas por las protestas y bloqueos en la provincia.
El sector turístico, principal motor económico del archipiélago, se encuentra prácticamente paralizado desde la tarde del lunes, cuando se iniciaron los cierres indefinidos de vías. “Todavía no hemos llegado al caos total, pero tampoco estamos lejos”, aseguró.
Sanjur explicó que la economía insular aún no se recupera de los efectos de la pandemia ni de los 45 días de cierre provocados por la crisis minera.
“La gente en Ciudad de Panamá tiene que entender que esto no es un hecho aislado. En un solo año tuvimos 283 días cerrados. Menos de 100 días abiertos”, dijo, al subrayar que, en esas condiciones, es imposible mantener un negocio o atraer inversión. “Este golpe puede ser terminal para muchos comerciantes”, lamentó.
Las pérdidas económicas son incalculables, pero Sanjur ilustró el impacto con un ejemplo simple: cada media hora se pierden al menos 720 dólares solo en transporte acuático. “Una lancha lleva 18 pasajeros y cobra 10 dólares ida y vuelta. Hay cuatro líneas de taxi acuático y salen cada 30 minutos”, detalló.

A eso se suman las cancelaciones en hospedaje, alimentación y tours. La mayoría de quienes ofrecen estos servicios son trabajadores informales o microempresarios que dependen del ingreso diario para sobrevivir.
El desabastecimiento también se aproxima. “En cinco días podríamos entrar en carencia de productos básicos”, advirtió. Según Sanjur, el archipiélago no produce carne ni insumos esenciales como gas, jabón o huevos. “Solo tenemos playas bonitas y días hermosos. Todo lo demás viene de tierra firme”, dijo, y señaló que en la huelga anterior, al octavo día ya no había combustible.
Sanjur expresó su preocupación por lo que considera un movimiento organizado con respaldo externo. Mencionó la presencia de personas con escudos hechos de hojas de zinc nuevas —que cuestan 45 dólares cada una— y ollas de comida para cientos de personas en los puntos de cierre. “¿Quién está patrocinando esto?”, se preguntó. También cuestionó la participación de personas de áreas comarcales que han migrado al archipiélago en busca de mejores condiciones, pero que ahora encabezan los bloqueos.
Pese a todo, el dirigente aseguró que respeta el derecho a protestar. “Yo creo en la libertad de expresión y en reflejar tu molestia ante el gobierno. Pero eso sí, respetando el derecho de los demás. Y el derecho que pedimos es poder trabajar”, afirmó. Para él, las protestas, cuando se traducen en bloqueos indefinidos, cercenan el derecho de los demás a sobrevivir dignamente.
La Cámara de Comercio del archipiélago ha intentado coordinar con otros gremios de Tierra Firme y con asociaciones como la de Ganaderos de Almirante para alertar a las autoridades sobre la gravedad del momento. Sanjur mencionó que empresas grandes, como Chiquita, quizás tengan la capacidad de resistir una crisis prolongada. “Pero el pequeño productor, el pequeño comerciante, no tiene ese colchón. No puede aguantar más”.
Finalmente, Sanjur reiteró que aún no han colapsado, pero el margen es estrecho. “Podemos decir que estamos a cinco días de entrar en caos”, concluyó. Mientras tanto, la incertidumbre crece en Bocas del Toro, donde el turismo se ha detenido, el comercio se congela y el silencio en los muelles reemplaza el habitual bullicio de los viajeros.
Comercio paralizado en Changuinola
El distrito de Changuinola vive una situación crítica debido a los cierres indefinidos que bloquean la movilidad interna y externa de la zona. Según Aris Pimentel, presidente de la Cámara de Comercio de Bocas del Toro, los puntos de cierre se ubican cada dos kilómetros en las zonas céntricas, impidiendo el paso de vehículos y dificultando incluso los desplazamientos dentro del propio distrito.
El comercio está completamente paralizado. Las entregas de mercancía son imposibles y muchos negocios han optado por cerrar ante la imposibilidad de que el personal llegue a trabajar o que los clientes puedan acceder. “Sale más costoso intentar abrir que mantenerse cerrado”, explicó Pimentel. Agregó que el tránsito limitado también impacta a la población en general, que enfrenta largos recorridos a pie o gastos elevados para movilizarse entre comunidades cercanas.
Pimentel fue claro al identificar a los sectores detrás de las protestas: gremios magisteriales y sindicatos laborales.
Hasta el momento no hay desabastecimiento severo, pero la situación podría cambiar en cuestión de días. El combustible y el gas son los primeros insumos en riesgo. “Ayer vi una mula de Tropigas esperando para entrar desde hace dos días. Si no se permite el abastecimiento, los minisúper se quedarán sin productos”, advirtió. A diferencia de crisis anteriores, esta vez algunos comercios lograron prepararse con inventario, pero las reservas son limitadas.
Las pérdidas económicas aún no han sido cuantificadas oficialmente, pero Pimentel estima que solo la paralización de la empresa Chiquita ha detenido la exportación de unas 250 mil cajas de banano por semana, afectando a unos 6,000 trabajadores. A esto se suman las pérdidas del comercio local y del sector turístico, especialmente en el archipiélago, donde los visitantes deben enfrentar múltiples bloqueos para llegar. “Así nadie se anima a venir”, lamentó.
El llamado del sector empresarial es claro: urge diálogo. “Vamos directo al caos”, advirtió Pimentel. Criticó la inacción de las autoridades y la ausencia de un esfuerzo real por mediar entre las partes. “Cuando todos se acusan de mentir, alguien confiable debe mediar. El gobierno tiene que llamar al diálogo para tranquilizar al país y bajar las aguas”, concluyó.
A esto se suma que, en esa zona, los periodistas Anabelsy Montenegro, Horacio Trotman y Pedro Batista fueron agredidos verbalmente y amenazados por algunos manifestantes mientras cubrían la protesta. En Veraguas ocurrió algo similar con la periodista Solangel Ruíz.
Cerca del mediodía, los manifestantes acordaron la apertura de la vía en Changuinola hasta la 1:10 p.m., lo que permitió que se habilitaran todos los puntos para el abastecimiento de alimentos y productos en Bocas del Toro. Luego fue cerrada nuevamente.