A lo largo del río Estibaná, subcuenca del río La Villa, las aguas ya no corren limpias. Las inspecciones realizadas la semana pasada por autoridades del Ministerio de Salud (Minsa) confirmaron lo que los moradores de Herrera y Los Santos han denunciado durante años: el corazón hídrico de la región está enfermo, especialmente en su parte media y baja. Y los responsables tienen solo 72 horas para hacer algo al respecto.

En estos tramos del río —claves para la agricultura, la ganadería y el consumo humano— se han detectado fuentes serias de contaminación. “Vamos a cerrar las instalaciones que sea necesario cerrarlas”, advirtió el ministro de Salud, Fernando Boyd Galindo, tras recorrer la zona. “Este es un problema de muy vieja data que vamos a resolver de raíz”.
En medio de esta crisis ambiental, las comunidades esperan que, por fin, llegue una respuesta firme. Durante años, el agua ha arrastrado residuos, olores insoportables y promesas sin cumplir. Los niños ya no se bañan en el río como antes. Las familias temen por su salud.
El presidente José Raúl Mulino ordenó instalar una comisión interinstitucional en Chitré. La integran el Minsa, Ministerio de Ambiente, Ministerio de Desarrollo Agropecuario, Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales, el Programa de Saneamiento de Panamá y la Dirección del Subsector de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario del Minsa. Su misión a partir de hoy: diseñar rutas claras para detener y revertir el daño.

“Estamos comprometidos a lograr una solución definitiva. Atacaremos este problema desde sus raíces, sin escatimar esfuerzos”, dijo Boyd Galindo, en un mensaje directo a quienes por años se han beneficiado a costa del río.
El plazo está corriendo. Son 72 horas que podrían marcar el inicio de un cambio largamente esperado. O la repetición de un ciclo de abandono que las comunidades ya no están dispuestas a tolerar.
La comunidad local ha expresado su preocupación y ha solicitado la declaración de emergencia para que se implementen medidas más estrictas que protejan el río La Villa y salvaguarden la salud pública en la región de Azuero donde se contabilizan más de 200 mil personas.
