Panamá enfrentó en 2023 cifras alarmantes de dengue, con 16 mil 211 casos y 17 muertes, lo que representó el mayor registro en al menos 20 años, según el informe de Epidemiología del Ministerio de Salud (Minsa). Sin embargo, en 2024 la situación ha empeorado drásticamente.
En lo que va del año, el número de casos alcanza los 29 mil 229, lo que representa un incremento del 80%. Además, las muertes también han aumentado, con 50 defunciones registradas hasta la fecha, reflejando una tendencia preocupante en la epidemia.
Las autoridades de salud están en alerta máxima debido a la rápida propagación de la enfermedad. Las condiciones climáticas, la proliferación de criaderos del mosquito y la falta de control adecuado han favorecido el incremento de los casos, complicando los esfuerzos del sistema sanitario.
El Minsa ha intensificado las medidas preventivas, realizando fumigaciones en las zonas más afectadas y llevando a cabo campañas de educación comunitaria. Se insta a la población a eliminar potenciales criaderos de mosquitos en los hogares y a tomar medidas como el uso de repelentes y ropa protectora, especialmente en áreas con brotes activos.
El dengue, una enfermedad que es transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti, se presenta de manera abrupta tras un período de incubación que varía entre cinco y siete días. La enfermedad atraviesa tres fases distintivas: febril, crítica y convaleciente.
Epidemia histórica en las Américas
Este brote no es exclusivo de Panamá. En América Latina, la epidemia de dengue de 2024 es la más grande registrada desde 1980. Se han reportado unos 12.6 millones de casos en toda la región, con al menos 21 mil casos graves y no menos de 7 mil 700 muertes. Argentina, Brasil, Colombia y México concentran el 90% de los casos, siendo Brasil el país con las estadísticas más altas.
Según Jarbas Barbosa, director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el dengue está afectando especialmente a los niños. En Guatemala, el 70% de las muertes por dengue ha sido en menores de edad. Además, poco más de un tercio de los casos graves en países como Costa Rica, México y Paraguay corresponden a niños menores de 15 años.
El aumento de los casos está relacionado con varios factores, como el cambio climático, que favorece la proliferación de mosquitos, y la urbanización desordenada. Sin embargo, las autoridades insisten en que no estamos indefensos. La OPS ha implementado la Estrategia de Gestión Integrada para la Prevención y Control de Enfermedades Arbovirales, que busca minimizar los casos graves a través de un manejo adecuado de los pacientes.
Aunque en algunos países como Brasil, Argentina y Perú se ha introducido la vacuna contra el dengue (Qdenga), Barbosa destacó que, a corto y mediano plazo, la vacuna no será suficiente para frenar la propagación del virus ni aliviar los brotes actuales. Sin embargo, las vacunas pueden ayudar a controlar los brotes a largo plazo.
La vacuna contra el dengue está disponible en Brasil (sistema público y privado), Argentina y Colombia (sistema privado), mientras que en Asia varios países la tienen disponible a nivel privado y la comunidad europea la ofrece para viajeros.
En Brasil, las autoridades de salud comenzaron a vacunar de forma gratuita a su población desde febrero de este año, especialmente a las personas que viven en áreas de alta transmisión de la enfermedad.
La OMS aprobó la vacuna el 15 de mayo y recomendó su uso en niños entre 6 y 16 años de edad que viven en regiones con altas tasas de la enfermedad. La vacuna, que se aplica con dos dosis, genera protección contra los cuatro serotipos del dengue.
En Panamá, la administración de Laurentino Cortizo (2019-2024) dijo que no compraría la vacuna. En el gobierno del presidente José Raúl Mulino no se ha abordado el tema aún.
Las autoridades sanitarias insisten en la necesidad de la colaboración de la población para controlar la propagación del dengue. La eliminación de criaderos, la limpieza de espacios y el uso de repelentes son esenciales para reducir el impacto de la epidemia.
El dengue continúa siendo una amenaza significativa, pero con medidas preventivas y el compromiso de todos, es posible frenar su expansión.
En Panamá, la administración de Laurentino Cortizo (2019-2024) dijo que no compraría la vacuna. En el gobierno del presidente José Raúl Mulino no se ha abordado el tema.