Nueve de cada diez madres adolescentes tuvieron su hijo o hija con una pareja mayor, en su mayoría con una diferencia de edad superior a cinco años. Asimismo, siete de cada diez mujeres reportaron estar en unión, principalmente en uniones consensuales. Estos datos forman parte del análisis sobre el estado civil de las madres adolescentes incluido en el estudio Impacto Socioeconómico del Embarazo en la Adolescencia en Panamá, presentado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
La Unfpa, basándose en la metodología Milena —que compara las trayectorias laborales y educativas de mujeres que fueron madres en edad temprana—, reveló un panorama alarmante sobre el embarazo adolescente en el país. En 2021, con base en la Encuesta de Propósitos Múltiples, se registraron 124,959 madres adolescentes entre 10 y 19 años. Para 2023, según el XII Censo Nacional de Población y VII de Vivienda, la cifra aumentó a 383,205.
La consultora Paula Martes Camargo, encargada del estudio Milena para Unfpa, reveló datos inquietantes. Entre los hallazgos más preocupantes destaca que siete de cada diez madres adolescentes estaban en unión al momento de su embarazo, y un 38 % de quienes lo fueron antes de los 15 años ya convivían con sus parejas, muchas veces significativamente mayores, lo que refleja relaciones de poder desiguales.
El estudio también encontró que un 73 % de las madres adolescentes panameñas se unieron con hombres hasta cinco años mayores, lo que sugiere patrones preocupantes de uniones tempranas entre niñas y adultos. Estas situaciones son más comunes en las comarcas indígenas y en provincias apartadas como Darién y Bocas del Toro, donde el acceso a servicios de salud y educación sexual es limitado.
Martes subrayó la urgencia de garantizar una educación sexual integral desde edades tempranas y de mejorar el acceso a servicios de salud reproductiva sin estigmatización, con el fin de reducir los embarazos precoces y ofrecer a las adolescentes herramientas para tomar decisiones informadas.
El estudio también revela que el 36.6 % de las mujeres panameñas entre 20 y 57 años fueron madres antes de los 18. Aunque algunas han accedido a la educación superior, enfrentan serias barreras para continuar sus estudios o insertarse en el mercado laboral. Esto resalta la necesidad de programas estatales que les permitan compatibilizar la maternidad con la educación y el empleo.
Martes también llamó a prestar mayor atención a los casos de niñas menores de 15 años, quienes enfrentan mayores desigualdades y condiciones más precarias en el acceso a servicios e información. El estudio constituye además una invitación a investigar con más profundidad el fenómeno de las uniones y matrimonios infantiles en Panamá.
El país deja de percibir 1,500 millones de dólares
Otro dato relevante del estudio Impacto Socioeconómico del Embarazo en la Adolescencia en Panamá es que el país pierde el 2 % de su producto interno bruto, equivalente a unos 1,500 millones de dólares, debido a los costos evitables del embarazo adolescente y la maternidad temprana (en el rango de 15 a 19 años).
Según explicó el organismo de Naciones Unidas, para comprender esta cifra basta con señalar que esos 1,500 millones representan el total de ingresos generados por el tránsito de buques Neopanamax por el Canal de Panamá en 2024.
“Nos referimos específicamente a los ingresos por peaje de aproximadamente 7,000 a 9,000 buques que transitan por esta ruta del comercio mundial. En otras palabras, esta pérdida representa el 50 % de los ingresos que este activo logístico aporta al Tesoro Nacional”, detalla el informe.
También se compara la cifra con el costo de inversión inicial de la Línea 1 del Metro de Panamá. Si se redujeran los costos derivados del embarazo adolescente, el país podría destinar más recursos a la modernización, como la adquisición de 50 nuevos trenes que movilizarían a 100 millones de usuarios durante un año.
Reducción en la participación laboral femenina
El informe también destaca que cuando una mujer no puede educarse ni desarrollar su potencial, sus oportunidades de incorporarse al mercado laboral se ven reducidas. Si logra hacerlo, suele estar en desventaja, lo cual limita tanto su bienestar como su contribución al desarrollo del país.
El embarazo adolescente causa este efecto negativo en las jóvenes de América Latina y el Caribe, una región que mantiene la segunda tasa de fecundidad adolescente más alta del mundo.
En promedio, el ingreso laboral anual de las madres adolescentes es 57 % menor que el de las mujeres que fueron madres en edad adulta. Solo el 14 % de las mujeres que fueron madres en la adolescencia alcanza el nivel universitario, en comparación con el 43 % de quienes fueron madres en edad adulta.
Edith Castillo Núñez, representante de Unfpa, instó al Estado a priorizar este tema en la agenda pública e hizo un llamado al sector empresarial: “Cada adolescente que abandona la escuela por un embarazo no planificado es una líder empresarial, una ingeniera, una innovadora que no llega a desarrollarse. Es una baja silenciosa en la fuerza laboral del presente. Las adolescentes necesitan que el sector empresarial incorpore esta causa en sus estrategias de sostenibilidad”, apuntó.
Por su parte, el defensor del Pueblo, Eduardo Leblanc, advirtió sobre la alarmante situación de adolescentes víctimas de abuso sexual, lo que contribuye significativamente a las altas tasas de embarazo adolescente. En este contexto, hizo un llamado urgente a implementar estrategias efectivas para reducir estas cifras.
“Sin lugar a dudas, es momento de romper los tabúes. No se trata de un tema de género, sino de una problemática social generalizada”, subrayó Leblanc, destacando la necesidad de incorporar la educación sexual integral como política pública.
Aprovechando el inicio de un nuevo periodo gubernamental, exhortó a las autoridades a tomar medidas firmes durante este quinquenio. “Es el momento oportuno. Debemos trabajar con decisión para que en el próximo informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas las cifras reflejen un verdadero cambio”, concluyó.
