La histórica Iglesia San Felipe de Portobelo, junto a la Capilla San Juan de Dios y su entorno, se someterán a un ambicioso proyecto de restauración patrimonial que busca recuperar su valor histórico y mejorar las condiciones para las celebraciones religiosas.
El proyecto, con un costo de 12.2 millones de dólares, está a cargo del Consorcio Unidos por el Nazareno de Portobelo, conformado por la Administradora de Proyectos de Construcción (Aprocosa) y Construction Management Group INC.
Joel Ceras, director del Centro Histórico de Colón, explicó que esta obra forma parte de los 100 millones de dólares que se invierten en restauración cultural y patrimonial en Colón y el Casco Antiguo de Panamá, un compromiso del presidente José Raúl Mulino. Se trata de un proyecto complejo que se extenderá por varios años.
“El proyecto no solo involucra la iglesia principal; uno de los compromisos es no cerrar el templo durante las festividades del 21 de octubre, para que el Cristo Negro de Portobelo permanezca en su lugar mientras se ejecuta la restauración”, indicó Ceras.
La estrategia consiste en trabajar primero en la mitad del edificio mientras la otra mitad permanece abierta al público, y luego invertir el proceso al siguiente año.
La Capilla San Juan de Dios, ubicada al costado de la iglesia, será restaurada siguiendo el mismo proceso, con el objetivo de rescatar su diseño original.
Los gazebos del entorno también serán intervenidos, con mejoras en infraestructura que permitirán, entre otras cosas, optimizar la venta de velas y otros artículos religiosos durante la festividad.
Según Ceras, la restauración se realiza siguiendo estudios arqueológicos y científicos, buscando recuperar elementos originales de gran valor histórico.
Por ejemplo, el altar de la iglesia, actualmente pintado de marrón oscuro, será restaurado a su apariencia original; los vitrales, que habían sido modificados con elementos de cristal añadidos posteriormente, también recuperarán su diseño original.
La intervención, que durará aproximadamente dos años, pretende conservar la esencia histórica y cultural de uno de los templos más visitados de Panamá, garantizando que las celebraciones religiosas se realicen en condiciones óptimas mientras se preserva su patrimonio, de acuerdo al Ministerio de Cultura.

