¿Qué tan bien preparados están los médicos recién graduados en Panamá? El examen de certificación básica —puerta de entrada al internado médico y requisito indispensable para obtener la idoneidad profesional— ofrece respuestas incómodas que han permanecido fuera del escrutinio público.
Durante más de una década, los resultados de esta prueba, que mide la calidad de la educación médica en el país, han sido un misterio para la opinión pública, a pesar de su importancia para garantizar la adecuada formación de los futuros profesionales de la salud.
En febrero de 2025, La Prensa obtuvo los resultados del examen de certificación médica en medicina, los cuales revelaron que entre 2014 y 2024 se realizaron 10,381 aplicaciones por parte de estudiantes graduados de universidades públicas y particulares de Panamá. De ese total, 4,670 no aprobaron el examen, que se aplica tres veces al año (enero, mayo y agosto).
La prueba de certificación básica en medicina es un instrumento que busca asegurar que los médicos recién graduados que aspiran al internado cuenten con los conocimientos mínimos necesarios para ejercer con seguridad y calidad. Sin embargo, las cifras demostraron que una proporción preocupante de egresados, especialmente de universidades privadas, no logran alcanzar el nivel requerido.
Ante esta situación, algunas universidades particulares y la Asociación de Universidades Particulares de Panamá emitieron comunicados rechazando la interpretación de los datos y argumentando que las publicaciones buscaban desprestigiar la formación de sus egresados a partir de información parcial.
Dos pruebas este 2025
Ahora La Prensa accedió a los resultados más recientes —correspondientes a las convocatorias del 31 de enero y del 10 de mayo de 2025— mediante una solicitud de información al Consejo Interinstitucional de Certificación en Medicina del Ministerio de Salud (Minsa), amparada en la Ley de Transparencia.
En la convocatoria del 31 de enero de 2025, la tasa de aprobación fue del 41.5%, con una marcada variabilidad entre las seis universidades participantes. La mayoría de los estudiantes se presentó por segunda o más veces, duplicando a quienes lo hicieron por primera vez. En total presentaron la prueba 615 graduados de medicina.
En términos generales, los estudiantes de la Universidad de Panamá obtuvieron el mejor desempeño, mientras que las universidades Americana, Columbus y Latina registraron los niveles más altos de reprobación.
En cuanto al volumen de aspirantes, la Universidad Latina presentó la mayor cantidad (236), mientras que la Universidad Autónoma de Chiriquí (Unachi) tuvo la menor participación (30 estudiantes).
La distribución de las calificaciones mostró que la mayoría de los aprobados obtuvo puntajes en rangos medios, con muy pocos alcanzando más del 70%. Esto confirma el nivel de exigencia de la evaluación y subraya la necesidad de reforzar los procesos de preparación académica, tanto en contenido como en acompañamiento pedagógico.
El pasado 10 de mayo se llevó a cabo la segunda convocatoria del año, en la que participaron 602 estudiantes de distintas universidades. De ellos, el 55% aprobó, mientras que el 45% no alcanzó la nota mínima requerida. Destaca que quienes repitieron el examen obtuvieron peores resultados: un 56% de estos no logró aprobar, frente a un 35% de reprobados entre quienes lo presentaron por primera vez. Esto sugiere que repetir la prueba no garantiza un mejor desempeño y evidencia posibles deficiencias en la preparación o apoyo académico.
¿Qué implica reprobar el examen? Los estudiantes deben esperar para ingresar al internado médico, lo que retrasa su incorporación al sistema de salud y afecta la disponibilidad de profesionales en formación. Este retraso impacta directamente en la capacidad del sistema para ofrecer atención de calidad a la población.
La elevada proporción de reprobados representa una oportunidad crítica para revisar los métodos de enseñanza, los estándares curriculares y los mecanismos de apoyo que las universidades ofrecen a sus estudiantes de medicina.
Los datos muestran que el debate sobre la calidad educativa es fundamental, no solo para los futuros médicos, sino también para el sistema de salud panameño en su conjunto, que depende de profesionales bien preparados para garantizar una atención adecuada.
La Prensa en próximas entregas presentará un análisis detallado del desempeño de cada universidad en las convocatorias de enero y mayo de 2025. Estos datos permitirán profundizar en los desafíos y oportunidades de la educación médica en Panamá.