El Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat-AIP), un centro creado en 2002 por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología, Innovación (Senacyt), con la finalidad de promover el desarrollo científico en el país, cumplió 20 años el pasado 31 de octubre.
De estar en una pequeña oficina en la Ciudad del Saber, en Clayton, corregimiento de Ancón, pasó a ser un centro de investigación en un edificio de tres pisos, que cuenta con 81 colaboradores, de los cuales 24 son administrativos, 32 científicos, y 25 técnicos a tiempo completo que dedican sus horas de trabajo en búsqueda de soluciones a los problemas del país a través de la investigación.
El Indicasat es una Asociación de Interés Público (AIP) que recibe recursos económicos provenientes del presupuesto que se le asigna a la Senacyt, para llevar adelante sus investigaciones.
Sin embargo, los fondos de la Senacyt no son suficientes, por lo que dependen de convocatorias nacionales e internacionales, así como de donantes locales y extranjeros para realizar sus estudios científicos.
La Senacyt no tiene un presupuesto mayor a $60 millones. Para 2023, el organimos manejará un presupuesto de $49.6 millones, siendo este inferior respecto al presupuesto de 2022, que fue de $50.4 millones.
A pesar de todas las limitaciones económicas que tiene el Indicasat-AIP, la institución ha logrado hacer un gran número de aportes y marcado hitos para la ciencia del país.
Resumen de estudios
Entre sus logros más recientes se encuentra la producción de los tubos de medios de transporte viral del coronavirus SARS-CoV-2 —solución salina estéril compuesta por ciertos aditivos que conservan intacta la muestra del paciente una vez ha sido recolectada—.
El proyecto contó con el apoyo económico del Banco de Desarrollo Interamericano(BID-Lab), que brindó un aporte de $150 mil, con un periodo de ejecución de entre julio de 2020 y enero de 2022, es decir, 18 meses.
La respuesta rápida de los científicos para producir este producto representó un ahorro para el país de más de 320 mil dólares, según cálculos de la entidad.
Además, los científicos participaron en ensayos clínicos de vacunas y en el Consorcio de Investigación de Vacunas covid-19 de Panamá, así como en la investigación y desarrollo de ventiladores mecánicos de emergencia.
Ricardo Lleonart Cruz, el director interino de Indicasat-AIP, explicó que durante estos tres años han reorganizado los protocolos de investigación, recurso humano y económico para dar respuesta a la situación sanitaria causada por la pandemia del coronavirus.
Además, subrayó que participaron en ensayos clínicos para la búsqueda de métodos para la detección de anticuerpos antígenos.
Otro hito es que entre 2002 y 2022, el equipo científico ha generado un total de 493 artículos en revistas indexadas.
También han creado y mantenido un banco de microorganismo con más de 10 mil aislamientos que pueden ser utilizados en estudios de ecología, conservación y bioprospección (búsqueda sistemática de componentes naturales y organismos completos de la biodiversidad, con el fin de otorgarles un valor comercial para el desarrollo de productos medicinales), entre otros.
De igual modo, los investigadores del Indicasat desarrollaron un novedoso bioensayo en detección temprana de la enfermedad de Alzheimer, y mejoró el programa nacional de detección y manejo de la tuberculosis bovina.
Eduardo Ortega Barría, secretario nacional de la Senacyt y presidente de la junta directiva de Indicasat-AIP, añadió que el instituto lideró la investigación del uso de microondas como terapia alternativa contra la malaria, y otras sobre toxoplasmosis congénita.
En este periodo de tiempo, se ha cosechado un gran número de logros e hitos para la ciencia panameña, cuyos resultados se traducen en respuestas a problemas locales y mundiales, sostuvo.
Tras 20 años, el instituto posee una de las infraestructuras más completas en Centroamérica para realizar investigaciones científicas en las áreas de biomedicina, biología, biotecnología, química de los productos naturales, inmunología, neurociencias, farmacología, parasitología y ensayos clínicos, entre otros campos relacionados.
El próximo reto de Indicasat es ofrecer pruebas de bioequivalencia para apoyar la producción local de medicamentos esenciales para el país.
En Panamá, solo se producen 60 medicamentos de los 429 medicamentos requeridos por la Caja de Seguro Social, ya que no se tiene la capacidad de realizar pruebas de bioequivalencia, que en el extranjero cuestan unos $75 mil cada una.