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Jóvenes Unidos por la Educación lamenta la falta de cambios reales

Jóvenes Unidos por la Educación lamenta la falta de cambios reales
Yair Velásquez, miembro de la organización Jóvenes Unidos por la Educación. Itzaly Pérez

A pesar de que el Ministerio de Educación (Meduca) anunció que el 99% de las escuelas del país iniciaron las clases este año, el balance sobre las condiciones de los centros educativos es más complejo de lo que parece. Yair Velásquez, miembro de Jóvenes Unidos por la Educación, compartió con La Prensa una visión preocupante sobre el estado actual de las infraestructuras y la calidad educativa en las escuelas del país.

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Velásquez destacó que, aunque las clases comenzaron en la mayoría de las escuelas, muchas de ellas no están en condiciones óptimas. “Es cierto que el 99% de las escuelas han iniciado clases, pero esto no implica que estén listas ni en condiciones adecuadas para garantizar un proceso de enseñanza-aprendizaje eficiente”, afirmó Velásquez.

Un ejemplo claro de este problema se observó en la Escuela Elena Chávez de Pinate, en el corregimiento de Juan Díaz, ciudad de Panamá, donde se presentan problemas en la infraestructura que dificultan el desarrollo educativo de los estudiantes.

En un esfuerzo por obtener una radiografía más precisa sobre la situación de las escuelas en Panamá, Jóvenes Unidos por la Educación lanzó un formulario el pasado domingo para recolectar información de diversos centros educativos en todo el país.

Los primeros resultados arrojaron información alarmante: al menos 70 denuncias sobre condiciones deficientes en centros educativos, desde la comarca de Guna Yala hasta Bocas del Toro y Darién. Uno de los casos más críticos fue el de la escuela Camarón Arriba, en la comarca Ngäbe Buglé, donde las clases comenzaron sin salones adecuados para cubrir la cantidad de estudiantes.

Según Velásquez, algunos salones fueron improvisados, lo que pone en evidencia la falta de infraestructura adecuada. “Algunos salones son prácticamente ranchos”, señaló. Esta escuela, junto con otras en la región, también enfrentó la falta de fluido eléctrico, lo que agravó aún más las condiciones para el aprendizaje.

Velásquez también subrayó que, a pesar de los esfuerzos por mejorar las infraestructuras, muchas escuelas aún no cuentan con los recursos básicos.

“El Meduca no ha dado una respuesta efectiva a la falta de mantenimiento preventivo, y eso se refleja en las condiciones actuales de las instalaciones”, indicó el miembro de Jóvenes Unidos por la Educación.

Sobre el aspecto pedagógico, Velásquez expresó su preocupación por la falta de un enfoque claro en la calidad de los aprendizajes. Aunque se han realizado seminarios y capacitaciones para los docentes, aún se desconoce en qué medida estas acciones están realmente impactando el desempeño de los estudiantes.

Además, el programa “Aprendamos Todos a Leer”, que se centraba en mejorar la comprensión lectora de los estudiantes en los primeros grados, aún no tiene una evaluación clara de su implementación. Uno de los puntos más destacados por Velásquez fue la falta de una estrategia coherente en relación con el currículo nacional. Aunque se mencionó el uso del currículo de 2014, se reconoce que este tiene deficiencias y no está alineado con las necesidades del mundo productivo actual.

Jóvenes Unidos por la Educación lamenta la falta de cambios reales
Velásquez indicó que es cierto que el 99% de las escuelas han iniciado clases, pero esto no implica que estén listas ni en condiciones adecuadas para garantizar un proceso de enseñanza-aprendizaje eficiente. Itzaly Pérez

Velásquez destacó la urgencia de transformar el sistema educativo, señalando que el debate suele centrarse en la infraestructura, mientras se ignora la calidad de la enseñanza que reciben los estudiantes. Cuestionó la decisión de no participar en la prueba PISA 2025 (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos), organizada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), una prueba clave para medir competencias globales en un mundo altamente competitivo, especialmente para un país con una economía interconectada como Panamá.

Rechazó el argumento de que no se puede comparar a un estudiante de la comarca con uno suizo, ya que, en un mercado laboral globalizado, todos deben contar con las mismas habilidades. La exclusión de Panamá en PISA impedirá conocer con precisión el impacto de la educación post-pandemia y la evolución del aprendizaje a lo largo del tiempo.

También recordó que, en 2009, PISA recomendó reformas basadas en competencias, adoptadas con éxito por países como Colombia, Costa Rica y Chile, mientras que Panamá quedó rezagado. Además, criticó la contradicción del Ejecutivo, que apuesta por la industria de semiconductores, pero desestima la relevancia de PISA, alegando un costo inflado cuando la cifra real es considerablemente menor.

Por otro lado, la situación del Consejo Permanente Multisectorial para la Implementación del Compromiso Nacional por la Educación (Copeme) también fue uno de los temas tocados. A pesar de su creación en 2018 con el objetivo de dar seguimiento a políticas públicas y garantizar una educación de calidad en Panamá, Velásquez indicó que este ente adscrito al Meduca ha sido poco efectivo en su función.

“A pesar de que existen leyes y organismos que buscan mejorar el sistema educativo, cada administración parece desconocer lo realizado por las anteriores, lo que frena el avance y la implementación de políticas educativas consensuadas”, manifestó.

Velásquez fue crítico con la gestión de Lucy Molinar, ministra de Educación, a quien calificó como una persona que no es técnica. Según Velásquez, cuando Molinar fue ministra por primera vez, no resolvió los problemas estructurales del sistema educativo ni tuvo una visión clara para mejorar la calidad educativa, lo que afectó negativamente el desarrollo de políticas públicas efectivas.

“Ahora tenemos un sistema educativo que es una bomba de tiempo y una calidad que no es la mejor”, señaló. La falta de participación de Panamá en pruebas internacionales como PISA también fue otro de los puntos críticos mencionados por Velásquez. “La no participación en pruebas como PISA nos impide tener una evaluación clara de cómo se encuentran nuestros estudiantes en comparación con el resto del mundo”, concluyó.

Finalmente, Velásquez se mostró escéptico respecto al futuro cercano del sistema educativo panameño. “Cada año vemos los mismos problemas y los mismos titulares. El sistema educativo no está mejorando y, a pesar de los acuerdos previos, los gobiernos siguen sin aplicar las políticas necesarias para garantizar una educación de calidad en todo el país”, lamentó.

Este diagnóstico, realizado por Jóvenes Unidos por la Educación, pone en evidencia una serie de deficiencias estructurales y pedagógicas que siguen siendo un reto para el sistema educativo panameño y que deben ser atendidas con urgencia si se quiere garantizar una educación equitativa y de calidad para todos los estudiantes, independientemente de su ubicación.



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