El Ministerio de Salud (Minsa) confirmó que, en lo que va del año, el país ha registrado dos muertes por malaria, enfermedad transmitida principalmente por la picadura de mosquitos infectados del género Anopheles. Las víctimas son dos menores de edad: una niña de 15 años, originaria de Panamá este, y otra de 10 años, procedente de Veraguas. Estas son las primeras muertes por malaria en el país desde 2017, lo que ha generado alerta entre las autoridades sanitarias.
El aumento de los casos de malaria en Panamá ha sido notable en los últimos años. En 2023, se notificaron 11,659 casos, mientras que en 2024 la cifra se elevó a 15,109, la transmisión de la enfermedad. Además, un estudio pionero realizado por científicos del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges) reveló una alta prevalencia de infecciones asintomáticas por Plasmodium vivax, el parásito causante de la malaria, en tres regiones endémicas y 100% indígenas de la comarca Guna Yala.
El estudio, que abarcó las comunidades de Ukupa, Aidirgandi e Irgandi, encontró una prevalencia media de infecciones asintomáticas, siendo Ukupa la más afectada con un 13.4%. Este hallazgo subraya la gravedad del problema y la necesidad de intensificar los esfuerzos de prevención.

A pesar de los esfuerzos realizados por el Minsa para controlar la enfermedad, Panamá sigue sin lograr la certificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un país libre de malaria, ya que la transmisión persiste en diversas regiones del país.
Las autoridades sanitarias atribuyen este repunte a varios factores, entre los que se destacan el aumento de la movilidad humana hacia zonas rurales y de difícil acceso, donde la malaria sigue siendo prevalente. Además, los efectos del cambio climático están contribuyendo a la proliferación de los mosquitos Anopheles, favoreciendo la expansión de la enfermedad en áreas que antes no eran endémicas.
En este contexto, la fragilidad de los sistemas de salud en algunas regiones del país también juega un papel importante, ya que dificulta el acceso oportuno a los servicios de salud para la prevención, diagnóstico y tratamiento.
La malaria es una enfermedad cuya sintomatología suele aparecer entre 9 y 17 días después de la picadura del mosquito infectado. Los síntomas más comunes incluyen fiebre alta, escalofríos, dolores de cabeza, fatiga, náuseas y vómitos. En los casos más graves, la enfermedad puede derivar en complicaciones severas, como malaria cerebral, insuficiencia renal, anemia grave y daño a órganos vitales, lo que puede resultar fatal si no se recibe atención médica a tiempo.
Ante esta situación, el Minsa ha reiterado las recomendaciones para prevenir la enfermedad, como el uso de mosquiteros tratados con insecticida, la aplicación de repelente en la piel y la ropa, y el uso de ropa de manga larga para evitar las picaduras de mosquitos, especialmente durante las horas de mayor actividad.
La OMS también ha señalado que los recortes en la financiación para 2025 podrían poner en riesgo los avances en la lucha contra la malaria a nivel global, ya que muchos países endémicos, como Panamá, podrían enfrentar mayores dificultades para controlar la propagación de la enfermedad.
La OMS destaca que más de la mitad de sus 64 oficinas en países afectados por malaria reportaron interrupciones graves en los servicios de control y tratamiento, lo que aumenta el riesgo de nuevos brotes y complicaciones.
A pesar de estos desafíos, Panamá debe seguir trabajando en la erradicación de la malaria. Un claro ejemplo es Belice, que en junio de 2023 fue certificado como un país libre de malaria después de más de 70 años de esfuerzos constantes.
Informamos a la población sobre dos defunciones por malaria registradas este año, las primeras desde 2017, en un contexto de aumento sostenido de casos. Reforzamos el llamado a la prevención y atención oportuna. #MinsaPanamá pic.twitter.com/fCU6KdaDpD
— Ministerio de Salud de Panamá (@MINSAPma) May 9, 2025
En su momento el entomólogo del Icges, Lorenzo Cáceres, en una entrevista con La Prensa enfatizó que la malaria ha sido la enfermedad parasitaria transmitida por mosquitos más importante en Panamá durante los últimos 65 años.
Cáceres destacó la necesidad de realizar cambios estructurales profundos en el Departamento de Control de Vectores, incluyendo la capacitación y la mejora de la infraestructura, para garantizar que las estrategias de prevención sean más eficaces y lleguen a todas las regiones del país.
Ante esta situación, el Minsa ha reafirmado su compromiso con la vigilancia epidemiológica y el control de vectores para evitar más muertes y seguir avanzando en la lucha contra la malaria.
Además, las autoridades han instado a la ciudadanía a colaborar activamente en las medidas preventivas y a acudir a los centros de salud de forma oportuna ante la aparición de síntomas relacionados con la enfermedad. Solo con la cooperación de toda la población se podrá reducir el impacto de la malaria en el país.