En medio del paro indefinido de docentes, en rechazo a la Ley 462, que modifica el sistema de jubilaciones de la Caja de Seguro Social, los estudiantes son los más afectados, especialmente aquellos que están en 12° grado y aspiran ingresar a la universidad, cuyas inscripciones ya están abiertas.
La huelga docente ha desatado una crisis profunda en el sistema educativo, con consecuencias especialmente graves para los estudiantes de 12° grado. A medida que el paro se alarga, la incertidumbre se apodera de los jóvenes que están en la recta final de su educación secundaria.
Este es el caso de un estudiante de la región de Veraguas, quien cursa sus estudios en la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena y que, por temor a represalias, ha solicitado mantener su identidad en reserva. En sus palabras resuena una preocupación que comparten muchos de sus compañeros: la educación incompleta que están recibiendo podría comprometer su futuro académico.
“Este paro nos está afectando de una manera preocupante”, explica el estudiante. Aunque algunos docentes continúan en sus aulas, la ausencia de muchos otros pone en riesgo no solo el aprendizaje diario, sino también los fundamentos esenciales para ingresar a la universidad.
En zonas como Veraguas, la falta de profesores es aún más notoria debido a la presencia de la Asociación de Educadores Veragüenses (AEVE), lo que genera una sensación de vulnerabilidad entre los estudiantes, quienes temen que el conocimiento para su desarrollo académico quede incompleto.
Uno de los aspectos más alarmantes de la huelga es la suspensión de las prácticas pedagógicas, una experiencia crucial para la formación de futuros maestros. Este estudiante de 12° grado tenía programada su práctica en escuelas primarias entre julio y agosto, pero con el paro indefinido, su formación profesional peligra.
“Es una experiencia necesaria para nuestra formación”, expresa con preocupación, subrayando que no solo se trata de conocimientos teóricos, sino de experiencias prácticas que son clave para su futura carrera.
Recientemente, este estudiante participó en una feria universitaria, pero se encontró con un dilema: las inscripciones universitarias ya se están cerrando, y muchos jóvenes como él no han podido aprovechar las oportunidades para acceder a la educación superior debido al paro. “Muchos jóvenes de 12° están dejando pasar estas oportunidades”, comenta.
El temor de que el tiempo perdido no se recupere es latente. A pesar de los esfuerzos por reestructurar el calendario escolar, los estudiantes sienten que no se están cubriendo todos los contenidos necesarios para graduarse. “Podrán ajustar las fechas, poner clases los sábados, eliminar la semana de vacaciones, pero nosotros salimos en noviembre. Al final, no estamos seguros de si el contenido que necesitamos para graduarnos será suficiente”, afirma el estudiante.
“Lo que nos interesa es recuperar el conocimiento, no solo alargar el calendario”, insiste el estudiante. Sin una garantía de que todos los contenidos serán cubiertos y que las prácticas esenciales se repondrán, los jóvenes se sienten atrapados entre un sistema educativo en crisis y un futuro incierto.
Inscripciones para el reforzamiento
El Meduca recordó que las inscripciones para el programa de reforzamiento académico, dirigido a los estudiantes de duodécimo grado de los centros educativos oficiales del país, cierran hoy, jueves 10 de julio.
El programa cuenta con la colaboración de diversas universidades oficiales y privadas, entre las que se incluyen la Universidad Autónoma de Chiriquí (Unachi), la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP), la Universidad Católica Santa María La Antigua (Usma), la Universidad Interamericana de Panamá (UIP), la Universidad Latina de Panamá, la Columbus University y la Universidad Marítima Internacional de Panamá (UMIP).
Los estudiantes interesados en participar en estos cursos gratuitos pueden registrarse a través del siguiente enlace: https://www.educapanama.edu.pa/?q=reforzamiento-academico-2025
Este curso de reforzamiento está diseñado para ayudar a los estudiantes a mejorar sus conocimientos y habilidades, especialmente en medio de la crisis educativa que ha afectado al país en los últimos años. Es una excelente oportunidad para asegurar un mejor desempeño académico y facilitar el acceso a la universidad.
La preocupación por salvaguardar el puesto
Mientras los docentes luchan por la derogación de la Ley 462, los estudiantes ven cómo se les escapan oportunidades cruciales para su desarrollo personal y profesional.
En un webinar organizado por la Asociación de Profesores de la República de Panamá (Asoprof), la principal preocupación de los docentes no era cómo se recuperará el año escolar, sino cómo proteger sus puestos de trabajo ante posibles sanciones administrativas. “A mí me preocupa que podamos salvaguardar nuestros puestos de trabajo y la estabilidad laboral, pero también que logremos que la Ley 462 se revise, se reforme o se derogue. Esta lucha no termina aquí”, expresó Fernando Ábrego, secretario general de la Asoprof.
El conflicto es complejo, y la tensión entre los derechos de los docentes y las necesidades de los estudiantes crece cada día. “Esta lucha se trasladará a los centros educativos”, advirtió Ábrego, refiriéndose a las posibles consecuencias legales que podrían enfrentar los docentes.
La huelga docente ha puesto en evidencia un grave dilema: el derecho de los docentes a luchar por sus derechos y el derecho de los estudiantes a recibir una educación de calidad. La balanza se inclina hacia el futuro de los jóvenes, quienes, si bien comprenden la lucha de los docentes, no pueden permitirse perder más tiempo en una crisis que amenaza su acceso a oportunidades académicas cruciales.
Es urgente encontrar una solución equilibrada que permita a los docentes luchar por sus derechos sin que ello signifique perder el acceso a una educación de calidad para aquellos que están en la recta final hacia su graduación. Si no se alcanza este equilibrio, el precio lo pagarán los estudiantes, no solo en su presente, sino también en su futuro académico y profesional.
Los estudiantes no pueden seguir atrapados entre los derechos laborales de los docentes y las reformas necesarias para el sistema educativo. El tiempo corre, y sus oportunidades de futuro se ven amenazadas. Es momento de actuar para que la lucha por una educación de calidad no se convierta en una carrera de resistencia, en la que los que más pierden son aquellos que más necesitan el apoyo del sistema educativo.