En un mes de funcionamiento, el primer centro gratuito en Panamá especializado en la detección y tratamiento de infecciones de transmisión sexual (ITS) realizó un total de 175 pruebas de sífilis. De estas, 28 resultaron positivas, lo que representa una preocupante tasa de positividad del 16 %.
La mayoría de los casos detectados fueron en hombres (19), seguidos por mujeres (8) y una persona trans. Estas cifras refuerzan la importancia de acudir a chequeos preventivos sin importar el género o la identidad, ya que muchas de estas infecciones pueden pasar desapercibidas en sus etapas iniciales.
Del total de casos positivos, 13 personas regresaron al centro para someterse a la prueba serológica confirmatoria conocida como VDRL. De ese grupo, cinco fueron diagnosticadas con sífilis activa, es decir, en una fase en la que presentan síntomas y pueden transmitir la infección a otras personas.
A todos los pacientes diagnosticados se les administró tratamiento inmediato con penicilina, azitromicina o ceftriaxona, los medicamentos esenciales recomendados para frenar la progresión de la enfermedad.
Este centro, ubicado en la Ciudad de Panamá, forma parte de una iniciativa de la AIDS Healthcare Foundation (AHF-Panamá), con el respaldo del Ministerio de Salud (Minsa). Su objetivo es brindar acceso gratuito a pruebas, diagnóstico y tratamiento de ITS, especialmente a personas en condiciones de vulnerabilidad o que enfrentan barreras para acceder a servicios de salud sexual.
Además de la sífilis, el centro también ha realizado pruebas para detectar el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). En total, se realizaron 155 pruebas de VIH, con cinco resultados positivos. De las 91 pruebas practicadas a hombres, cuatro resultaron positivas.
En el caso de las mujeres, una de las 60 analizadas dio positivo. Entre las cuatro personas trans evaluadas, una también fue diagnosticada con VIH, según las estadísticas elaboradas por América Ng, gerente de datos de AHF-Panamá.
Las personas que resultaron positivas fueron orientadas de inmediato hacia el inicio del tratamiento antirretroviral, como parte de un protocolo integral de atención.
En cuanto a otras ITS, se identificaron 22 casos de secreción uretral en hombres, 21 casos de secreción vaginal en mujeres y dos de secreción anorrectal. Además, se detectaron dos casos de verrugas genitales. Para el tratamiento, se administraron 19 dosis iniciales y cuatro segundas dosis de penicilina, 27 tratamientos con azitromicina y 33 con ceftriaxona.
Un análisis por grupos etarios reveló que las personas jóvenes, especialmente aquellas entre los 20 y 29 años, son las más afectadas por la sífilis y el VIH. Esta población, en muchos casos sexualmente activa y con menor acceso a información confiable sobre salud sexual, continúa siendo el grupo de mayor riesgo.
Ante este escenario, el informe subraya la necesidad urgente de reforzar las campañas de sensibilización, implementar estrategias de prevención más agresivas y garantizar una educación sexual integral que llegue a jóvenes y adolescentes.
Una de las personas que acudió al centro en su primer mes de operación fue Ricardo, un joven de 27 años que decidió hacerse la prueba de sífilis después de notar una pequeña llaga indolora en la boca, pero también por curiosidad, ya que nunca se había realizado un chequeo de ITS. “Yo pensé que era una afta, pero luego de hablar con una amiga, me entró la duda y vine. Me atendieron rápido y con mucho respeto. Cuando me dijeron que era sífilis, me asusté, pero también me sentí aliviado de saberlo a tiempo”, contó Ricardo.
Después de recibir su diagnóstico, comenzó el tratamiento con penicilina ese mismo día. “Ahora estoy más pendiente de mi salud sexual y también hablo más abiertamente del tema con mis amigos. Muchos no tienen ni idea de los síntomas o de que el tratamiento es gratuito”, añadió.

Natasha Dormoi, coordinadora de AHF-Panamá, indicó que alrededor del 80 % de las personas que solicitan pruebas en el centro son consideradas de alto riesgo o reportan mantener relaciones sexuales sin protección. La mayoría de los usuarios son hombres que tienen sexo con hombres, uno de los grupos más afectados históricamente por las ITS.
Dormoi también destacó un hallazgo preocupante: la mayoría de las personas que acuden al centro desconocen información básica sobre las ITS, sus formas de transmisión y las consecuencias de no recibir tratamiento oportuno.
Explicó que el centro busca abordar la relación entre las ITS y el VIH, implementando un enfoque integral que incluye consultas médicas, atención de enfermería y la provisión de tratamientos en el mismo espacio.
El centro es un lugar seguro e inclusivo, donde se garantiza la confidencialidad sin importar la capacidad de pago, identidad de género, orientación sexual, nacionalidad o religión.
Panorama regional
Aunque la sífilis es una infección bacteriana prevenible y curable, los casos han aumentado significativamente a nivel mundial.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2022 se reportaron más de 8 millones de casos de sífilis, con un aumento de más de un millón con respecto al año anterior. Las Américas concentran la mayor incidencia mundial, con 3.37 millones de casos, lo que representa el 42 % del total global.
En Panamá, las cifras oficiales también muestran un incremento. De acuerdo con los datos más recientes del Departamento de Epidemiología del Minsa, en 2022 se registraron 799 casos de sífilis en embarazadas hasta el 10 de diciembre, un aumento con respecto a los 589 casos registrados en el año 2021.
En cuanto a sífilis congénita —que ocurre cuando una madre infectada transmite la enfermedad al bebé durante el embarazo—, se notificaron 181 casos en 2022, comparados con 215 en 2021. Las cifras del año 2023 aún no han sido publicadas por el Minsa.
En 2020, durante el pico de la pandemia, se reportaron 278 casos de sífilis en recién nacidos y 708 en mujeres embarazadas. Estos números reflejan una tendencia ascendente que preocupa tanto a las autoridades de salud como a las organizaciones internacionales.
Los especialistas coinciden en que, además de garantizar el acceso al tratamiento, se debe fortalecer la educación comunitaria para derribar mitos, reducir la estigmatización y promover el uso del preservativo como herramienta clave en la prevención.
Este centro pionero demuestra que es posible avanzar hacia una atención más accesible, inclusiva y efectiva para frenar el avance de las ITS en Panamá. Sin embargo, para lograr un verdadero impacto, se necesita del compromiso conjunto entre autoridades, organizaciones de la sociedad civil y la ciudadanía.