La Comisión Nacional para la Prevención y Control del VIH (Conavih) fue reactivada el 8 de abril de 2025, tras permanecer inactiva durante varios años. En la administración anterior, la comisión se reunió en contadas ocasiones, lo que generó dudas sobre la capacidad del Estado para enfrentar una epidemia que continúa afectando a miles de panameños, especialmente a las poblaciones más vulnerables.
Creada en enero de 2008 mediante el Decreto Ejecutivo No.7, la Conavih tiene como objetivo coordinar políticas públicas y programas de prevención, tratamiento y control del VIH en Panamá. Sin embargo, estuvo inactiva desde 2021, lo que dificultó una respuesta oportuna en un momento crítico. La primera sesión desde su reactivación tuvo lugar a finales de abril de 2024.

En la primera reunión de la nueva administración de gobierno, realizada este año, se eligió una nueva Junta Directiva de la Conavih, conformada por:
Presidencia: Ministerio de Salud (Minsa)
Vicepresidencia: Fundación Probidsida
Vocalías: Asociación Hombres y Mujeres Nuevos de Panamá (Ahmnp) y el Ministerio de Desarrollo Social (Mides)
Secretaría Técnica: Programa Nacional de ITS/VIH y Hepatitis Virales (PNVIH)
Ricardo Beteta, presidente de Ahmnp, calificó la reactivación de la comisión como un paso positivo, pero insuficiente para resolver los problemas estructurales del país en cuanto a la atención del VIH.
Afirmó que la falta de medidas efectivas por parte del gobierno ha causado una crisis prolongada, afectando de manera particular a grupos clave, como las personas Lgbtiq+, los hombres que tienen sexo con hombres (HSH), las trabajadoras sexuales, las personas privadas de libertad y los migrantes.
A pesar de los esfuerzos de diversas entidades y de la existencia de normativas como la Ley 40 de agosto de 2018, que busca proteger los derechos de quienes viven con VIH, Panamá sigue siendo uno de los países con mayor incidencia en América Latina, con más de 21,000 casos registrados desde 1980, según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida).
El desabastecimiento de medicamentos antirretrovirales se ha convertido en uno de los problemas más críticos. Muchas personas, especialmente aquellas que residen en áreas rurales o de difícil acceso, no pueden obtener los tratamientos necesarios para mantener su salud. Esta situación se ve agravada por la ausencia de políticas inclusivas y la persistencia del estigma hacia quienes viven con VIH.

Durante los últimos años, la inactividad de la Conavih ha reflejado un modelo institucional desconectado de las realidades que enfrentan las comunidades más vulnerables, según las organizaciones de la sociedad civil. “Las políticas implementadas hasta el momento no han logrado reducir el estigma ni la discriminación. Tampoco han facilitado el acceso a los servicios de salud para quienes más lo necesitan”, señaló Beteta.
Propuestas de las organizaciones
Ante esta situación, las organizaciones que trabajan en el tema han propuesto varias medidas urgentes. Una de las principales es la reglamentación de la Ley 40, que busca garantizar los derechos de las personas que viven con VIH. No obstante, su falta de aplicación ha dejado a muchas en situación de vulnerabilidad frente a la discriminación.
También se ha planteado la reactivación del mecanismo de contratación social, que permitiría a las organizaciones comunitarias —con conocimiento profundo de las realidades locales— acceder a recursos para llevar a cabo su labor. “Las organizaciones comunitarias han sido las más cercanas a las personas afectadas y son esenciales para desarrollar estrategias efectivas de prevención y atención”, explicó Beteta.
En materia de prevención, uno de los reclamos más urgentes es el acceso equitativo a la profilaxis previa a la exposición (PrEP), una herramienta eficaz para evitar la transmisión del virus. Sin embargo, su disponibilidad en Panamá aún es limitada, especialmente en zonas rurales e indígenas, lo que constituye una de las principales brechas a cerrar.
Además del VIH, las organizaciones han señalado la necesidad de incluir otras infecciones de transmisión sexual (ITS), como la sífilis y la tuberculosis, en la agenda de trabajo de la Conavih. El aumento de casos de sífilis, especialmente entre grupos clave, evidencia la falta de un enfoque integral en salud sexual y reproductiva, que abarque todas las ITS y no solo el VIH.
Se espera que el ministro de Salud, Fernando Boyd Galindo, se reúna este 22 de abril con organizaciones que trabajan en la temática para abordar los múltiples retos en el manejo de las ITS.
Realidad de las ITS
En su primer mes de funcionamiento, el primer centro gratuito en Panamá especializado en la detección y tratamiento de ITS realizó un total de 175 pruebas de sífilis. De estas, 28 resultaron positivas, lo que representa una preocupante tasa de positividad del 16 %.
La mayoría de los casos detectados fueron en hombres (19), seguidos por mujeres (8) y una persona trans. Estas cifras refuerzan la importancia de acudir a chequeos preventivos, sin importar el género o la identidad, ya que muchas de estas infecciones pueden pasar desapercibidas en sus etapas iniciales.
Del total de casos positivos, 13 personas regresaron al centro para someterse a la prueba serológica confirmatoria, conocida como VDRL. De ese grupo, cinco fueron diagnosticadas con sífilis activa, es decir, en una fase en la que presentan síntomas y pueden transmitir la infección a otras personas.
A todos los pacientes diagnosticados se les administró tratamiento inmediato con penicilina, azitromicina o ceftriaxona, los medicamentos esenciales recomendados para frenar la progresión de la enfermedad.

Este centro, ubicado en el corazón de la ciudad de Panamá, forma parte de una iniciativa de la AIDS Healthcare Foundation (AHF-Panamá), con el respaldo del Minsa. Su objetivo es brindar acceso gratuito a pruebas, diagnóstico y tratamiento de ITS, especialmente a personas en condiciones de vulnerabilidad o que enfrentan barreras para acceder a servicios de salud sexual.
Además de la sífilis, el centro también ha realizado pruebas para detectar el VIH. En total, se practicaron 155 pruebas de VIH, con cinco resultados positivos. De las 91 realizadas a hombres, cuatro resultaron reactivas. En el caso de las mujeres, una de las 60 pruebas dio positivo. Entre las cuatro personas trans evaluadas, una también fue diagnosticada con VIH, según las estadísticas elaboradas por América Ng, gerente de datos de AHF-Panamá.
Las personas que recibieron un diagnóstico positivo fueron orientadas de inmediato hacia el inicio del tratamiento antirretroviral, como parte de un protocolo integral de atención.
En cuanto a otras ITS, se identificaron 22 casos de secreción uretral en hombres, 21 de secreción vaginal en mujeres y dos de secreción anorrectal. Además, se detectaron dos casos de verrugas genitales. Para el tratamiento, se administraron 19 dosis iniciales y cuatro dosis de refuerzo de penicilina, 27 esquemas con azitromicina y 33 con ceftriaxona.
Un análisis por grupos etarios reveló que las personas jóvenes, especialmente aquellas entre los 20 y 29 años, son las más afectadas por la sífilis y el VIH. Esta población, en muchos casos sexualmente activa y con menor acceso a información confiable sobre salud sexual, continúa siendo el grupo de mayor riesgo.