Los docentes que permanecieron en paro desde el 23 de abril de 2025 regresan hoy, lunes 14 de julio, a las aulas, pero lo hacen con el amargo sabor de no haber alcanzado sus objetivos tras más de 80 días de lucha. Esta es la segunda paralización más larga en el sector educativo de Panamá, solo superada por la histórica huelga de 1979, que duró tres meses.
La dirigencia gremial no logró el finiquito de huelga que había solicitado, el cual hubiera implicado la suspensión de sanciones administrativas y económicas. En otras palabras, los docentes regresan sin haber recibido su salario, lo que refleja el desgaste de una lucha que no alcanzó el impacto esperado. Tampoco consiguieron la derogatoria de la Ley 462, que reformó el sistema de jubilaciones de la Caja de Seguro Social, una de las demandas clave que originó el paro.
De malagradecido a traición
A pesar de la firma del acuerdo con el Ministerio de Educación (Meduca), los representantes gremiales son conscientes de que no lograron nada significativo. Tras la firma del pacto, Edy Pinto, secretario general de la Asociación de Educadores de San Miguelito (Edusam), dejó claro que su firma fue tomada con reservas. “Yo firmé este finiquito, no muy de acuerdo, porque yo quería que todos entráramos el lunes”, expresó.
En su discurso, Pinto cuestionó duramente la falta de respaldo del pueblo panameño, señalando que muchos se convirtieron en meros espectadores mientras los educadores eran reprimidos. “Para este gremio salir a luchar en la calle, tengo que ver al malagradecido pueblo adelante primero”, dijo Pinto con evidente frustración.
Añadió que el pueblo panameño fue “malagradecido en esta lucha por nosotros”. Según Pinto, se convirtieron en espectadores pasivos mientras los educadores se enfrentaban a la violencia policial, los gases lacrimógenos y la represión.

El dirigente no solo lamentó el apoyo ausente de la ciudadanía, sino que también criticó la indiferencia que sintió por parte del pueblo ante las dificultades que enfrentaron. A este sentimiento de abandono se sumaron las agresiones policiales y la actitud de ciertos directores y supervisores, quienes, según Pinto, actuaron en contra del movimiento magisterial, aumentando la presión sobre una lucha que ya de por sí era difícil.
La falta de consenso y la sensación de traición flotaron sobre la mesa de negociaciones. Alberto Díaz, secretario general de la Asociación Movimiento Gremialista de Educadores de la República de Panamá (Asomogrep), expresó sentirse traicionado por la forma en que se gestionó la firma del acuerdo.
En un mensaje dirigido a sus compañeros, Díaz expresó: “nosotros estábamos en pleno proceso de consulta con nuestras bases, al igual que lo hacían nuestros compañeros de la Asociación de Educadores Veragüenses (AEVE) y la Asociación de Profesores de la República de Panamá (Asoprof). Sin embargo, de manera sorpresiva, nos enteramos por la televisión que algunos ya habían firmado el acuerdo.”
Entre los que firmaron mientras otros aún llamaban a sus bases, se encontraban Pinto, de Edusam; Humberto Montero, del Frente Nacional de Educadores Independientes; Armando Espinosa, de la Asociación de Maestros Independientes Auténticos (AMIA), entre otros.
Su declaración evidenció la falta de consulta y la sensación de desarticulación interna entre los gremios, profundizando aún más la fractura dentro del movimiento magisterial. A pesar de que Díaz aclaró que la palabra “traición” era una opinión personal y no representaba la postura de toda la organización, su mensaje reflejó la desesperación y la división creciente dentro del sector.
Los docentes que pasaron semanas en las calles, enfrentándose a la violencia policial y la represión, no sintieron que su lucha fuera adecuadamente representada por los dirigentes en las negociaciones que culminaron con un acuerdo que dejaba más preguntas que respuestas. Al final, la firma del acuerdo fue vista por muchos como apresurada y tomada sin el respaldo legítimo de las bases que sostuvieron la lucha en las calles.
Este regreso a clases no solo marca el fin de uno de los paros más largos de la historia educativa del país, sino que también deja en evidencia las profundas divisiones que persisten dentro de los gremios y la desconfianza que sigue latente en el sector educativo.
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Postura conciliadora
En el otro lado de la balanza, Luis Sánchez, secretario general de AEVE, adoptó una postura más conciliatoria. Defendió la firma del acuerdo, asegurando que no representaba una traición al movimiento magisterial. “Que quede claro, esto no es un acto de traición al movimiento. Esto se llama respeto a la parte magisterial y transparencia”, expresó Sánchez, haciendo hincapié en que, a pesar de firmar, los derechos de los trabajadores, incluidos los derechos a huelga, seguían intactos.
El viernes 11 de julio, firmaron 15 gremios, mientras que otros cuatro —entre ellos los de mayor cantidad de agremiados, como la Asociación de Profesores de Panamá (Asoprof), AEVE, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (Sinte) y la Asomogrep— informaron que primero realizarían las respectivas consultas a sus bases.
Los gremios Asomogrep y AEVE, tras las consultas con sus bases, decidieron el pasado sábado 12 de julio sumarse al acuerdo con el Meduca. Sin embargo, aún persisten tensiones y reservas dentro de los sindicatos que firmaron el pacto, lo que deja claro que la unidad del movimiento sigue siendo incierta.
Lo que ofreció el Meduca
El Meduca, por su parte, advirtió que no se pagarán salarios correspondientes a los días no laborados. Los procesos administrativos ya iniciados continuarán según lo establecido por la ley, respetando el debido proceso y lo que determinen los tribunales de justicia. Se acordó que el Meduca enviará una nota a la Contraloría General de la República para consultar la viabilidad de adelantar una quincena de salario a los educadores como contraprestación por actividades de reforzamiento académico para los estudiantes.

El Meduca también aseguró que no continuará notificando a los docentes sobre nuevos procesos administrativos iniciados hasta la fecha del compromiso y que garantiza que los educadores involucrados en procesos previos mantendrán su derecho al debido proceso y a la defensa legal.
El Consejo Nacional de la Empresa Privada (CoNEP) expresó su satisfacción por la firma del acuerdo entre los docentes y las autoridades del Meduca, el cual pone fin al paro y permite el regreso inmediato a clases.
“Con la firma de este acuerdo, no gana un sector u otro: gana Panamá y ganan nuestros jóvenes”, destacó el gremio empresarial en un comunicado.
Recordó que, desde que se declaró la huelga el pasado 23 de abril, asumió un rol activo, con responsabilidad y sentido de nación, con el objetivo de promover espacios de encuentro que permitieran canalizar las diferencias hacia soluciones concretas y sostenibles.
En medio de la división gremial y las dificultades que han enfrentado los educadores, los más perjudicados han sido los estudiantes. Más de dos meses de clases perdidas no solo han dejado una huella profunda en su rendimiento académico, sino que también han afectado su estabilidad emocional y su desarrollo social.
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