La Asociación de Residentes de Quarry Heights solicita que se realice una consulta pública para conocer en detalle los trabajos de rehabilitación de la villa diplomática, cuya inversión supera los $7.1 millones.
La petición surge en medio de la creciente preocupación por la estabilidad del terreno donde se encuentra el inmueble.
“Estamos a tiempo para tener una reunión con la oficina del Ministerio de la Presidencia que esté llevando adelante este proyecto, para que veamos juntos y podamos llegar a un acuerdo de forma, digamos, armónica”, señaló Rita Spadafora, residente del área y administradora ejecutiva del Global Greengrants Fund.
El plan de remodelación contempla el rescate de la piscina —hoy abandonada y cubierta de moho—, la construcción de dos “salones presidenciales” de 180 metros cuadrados (por $834 mil), oficinas ($693 mil), una cancha de tenis en la azotea ($615 mil) y estacionamientos soterrados ($792 mil).

Para Spadafora, la inversión es injustificada, en momentos en que el país está “económicamente tan deprimido”.
“Nos parece una falta de conciencia”, remarcó Spadafora, aclarando que los residentes reconocen que la villa debe ser rehabilitada y mantener condiciones habitables, sin excesos.
“Deben haber otros salones donde la Presidencia pueda llevar a cabo reuniones”, indicó.
La millonaria obra fue adjudicada a Construction Management Group Inc. (CMG). Si el contrato es refrendado por el contralor Anel Flores, la empresa habrá acumulado más de $33.4 millones en contratos con el Estado, en 2025.
Rumbas en la villa
La última vez que se hicieron remodelaciones en la villa fue en 2009, durante la presidencia de Ricardo Martinelli (2009-2014). Aquella vez se construyó la piscina, se agregaron oficinas y un muro perimetral.
Los vecinos recuerdan esas obras con desagrado: ruidos, cuadrillas… y fiestas.
“Yo llegué a ver grandes cantidades de botellas de licores muy costosos en los basureros después de que se daban estas reuniones”, relató Henry Stec, residente de Quarry Heights, quien además denunció que los asistentes a las “tertulias ruidosas” incluso “orinaban delante de la gente” en cualquier sitio.
El presidente de la Asociación de Residentes, Rimsky Sucre, contó una anécdota similar.
“En una ocasión me trajeron una botella vacía de un vino muy fino. Pedí una cotización y en ese tiempo costaba $1,300. Aparentemente, eso era con lo que los hijos del presidente y otros funcionarios celebraban allí a gran escala”, señaló.
La comunidad contrasta esos excesos con otras épocas en las que la villa sí tuvo un uso más sobrio y protocolar. Por ejemplo, esta casona, que fue la residencia oficial del jefe del Comando Sur de Estados Unidos, alojó al actor británico Sean Connery (q.e.p.d) cuando visitó Panamá en el gobierno de Mireya Moscoso (1999-2004). Con Moscoso también se celebraron Consejos de Gabinete; incluso hay quien dice que alguna vez la expresidente pernoctó en la residencia.
Preocupación por derrumbes
Más allá de los cuestionamientos por los gastos, la comunidad advierte sobre riesgos para la estabilidad del cerro Ancón. Temen que la construcción del estacionamiento soterrado de 607 metros cuadrados comprometa el relleno sobre el que está edificado Quarry Heights.
“Cuando queremos sembrar una planta, lo que encontramos es roca”, recordó Sucre, al señalar que la comunidad está asentada sobre un relleno sostenido por un muro de contención.
Stec añadió que los derrumbes son frecuentes en el área.
“Si ustedes se acercan a la calle siguiente, van a ver que hay una serie de derrumbes importantes. Hasta la semana pasada cayó el último”, indicó.
El pasado 11 de septiembre, la Asociación de Residentes envió una nota al director nacional del Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Ministerio de Ambiente, Tomás Fernández, notificando sobre desprendimientos de rocas, pero hasta ahora no han recibido respuesta.
Los vecinos advierten que los derrumbes ocurren “con mayor frecuencia y magnitud”, por lo que solicitaron reparar la cerca de contención que protege la comunidad. La Prensa constató que una parte del muro colapsó y las rocas cayeron sobre la vía, por lo que los lugareños tuvieron que retirarlas por su cuenta. También piden un plan de monitoreo continuo de la estabilidad y del equilibrio biológico del cerro.

Consultado por este medio, el presidente de CMG, Eduardo Villalaz, admitió que no han recibido ningún estudio geotécnico adicional por parte de la Presidencia: “No hemos recibido ninguna documentación adicional a la contenida en el pliego de cargos”.
La Prensa también solicitó al ministro de la Presidencia, Juan Carlos Orillac, responder si existen estudios técnicos que avalen la construcción del estacionamiento soterrado, los salones presidenciales y la cancha de tenis, pero hasta el cierre de esta edición guardaba silencio.
Mulino justifica el gasto
El pasado jueves, en su conferencia de prensa semanal, el presidente José Raúl Mulino insistió en que la remodelación seguirá adelante.
“No soy un presidente de francachelas”, aseguró, al señalar que la villa “a lo sumo, un día llevaremos un trío cuando haya algún presidente que visitar o que decida alojarse…”
“Ni francachelas ni orgías”, recalcó Mulino.
Aseguró que nunca ha estado en la villa, pero sus hijas sí.

En julio de 2024, dos semanas después de la toma de posesión, Alexandra y Monique Mulino —ambas decoradoras, y en el caso de la primera también arquitecta— realizaron un recorrido por la villa junto a la ministra de Cultura, Maruja Herrera.
Mulino calificó de “demagogia” las críticas de políticos y miembros de la sociedad civil que cuestionan que los recursos se destinen a la villa diplomática en lugar de a salud y educación.